sábado, 16 de junio de 2012

Sexo al cuadrado

Tengo mono de locura. Tengo ansia de un acto morboso, aconvencional, incorrecto. Me muero por sentir plenamente vivo ese animal que habita en mí. Necesita libertad; necesita correr, follar.


Quizá sea por haber tenido noticias suyas, quizá porque hace semanas que no tengo un orgasmo; quizá todo en conjunto me ha llevado a tener ese mono de locura, tras recordar no tan viejas fantasías. 

Siempre he sido un poco golfa. Siempre me han atraído los momentos inapropiados, los lugares abarrotados, y el dejarme llevar por el morbo de un instante. Nunca he sabido esperar para echar un polvo, siempre me ha sobrado tiempo... Y ganas. Soy hiperactiva sexual.


No sé qué pasó aquella noche. Recuerdo que, como tantas otras, la música, sus besos cada vez que nos quedábamos solos, y las birras de un día entre semana me estaban volviendo loca. Una puta partida de dardos. ¿Cuántas veces puede ir a mear o fumar una persona en medio? Pues nuestro colega parecía que le estaba pillando el gusto. Cada vez que se iba, un impulso nos hacía arremeter el uno contra el otro. Pasamos un par de horas así. Me encanta poner cachondos a los tíos; además, no es por presumir, pero se me da de puta madre. Yo no sé qué tendré en la mirada, pero sí sé cuál es esa que les vuelve locos. Esa noche sólo me hacía falta eso, y sacar a la luz la idea que me rondaba la mente desde hacía bastante tiempo. 
Puedo ser muy mala cuando quiero. Y quería. Ya lo creo que quería. Sé que fue fumándonos un porro; me acerqué y le susurré al oído. El oído, su grandísimo punto débil; mi preferido. Mis labios a cero coma milímetros de su oído, mi cuerpo completamente pegado al suyo (que estaba contra un coche), diciéndole que me dejara volverme loca con él un ratito; que no quería edificios, casas, sofás ni camas. ¿He dicho que sé utilizar la boca? ¿Que me encanta cómo se ponen cuando se la sabes comer? He ahí mi proposición, escaparnos a cualquier rincón; mis labios, mi lengua, su polla, él y yo. 

Yo lo intenté. Será algo que me quedará por hacer. No sé qué pasó desde que nos quedamos solos; mucho alcohol, mucha marihuana, y demasiadas ganas de follar. Tantas, que llegamos a mi casa. Raras eran las veces que no nos comíamos en el ascensor, pero ese día subimos y bajamos veinte veces; salimos prácticamente en pelotas, y con mis compañeros de piso durmiendo en la habitación de al lado. El recorrido hasta mi cuarto fue largo, y estoy segura que fue esa noche cuando rompimos el colchón. Follamos como si no hubiese mañana; él me ponía encima con una facilidad asombrosa para que le follara con todas mis ganas, me cogía de las manos para mantenerme recta, y para que con los noventa grados que formaban nuestros cuerpos pudiera metérmela hasta el fondo. Yo estaba extasiada, lo recuerdo perfectamente; no hacía falta que me tocara para saber cómo estaba lubricando, las sábanas estaban mojadas y no era precisamente por él. Se movía dentro de mí como quería, durante horas y horas, fui suya.

Estoy segura que esa noche se escuchaban los gemidos a través de las paredes, los crujidos de los muelles, e incluso el choque de nuestros cuerpos. Él se puso detrás de mí, me encanta; adoro sentir una polla pegada a mi culo, me pone a mil. Me puse a cuatro patas, esperando a ser penetrada. Me la metió una, dos, tres... Dios!!! No me lo podía creer. CUATRO!!! Mi coño estaba esperándola, pero ella prefería otro sitio. Entró directa, sin dedos, ayuda, ni vaselina. Yo sólo le pedía que siguiera, que siguiera follándome el culo; mientras, con una mano me masajeaba el clítoris, y con la otra agarraba las sábanas. El dolor más orgásmico y placentero del mundo. Me corrí mientras me lo hacía; me corrí antes y después, cuando empezó a metérmela por delante; me corrí justo antes de que él lo hiciera en mi boca.

Me encanta follar, me encanta saberles vulnerables esos segundos previos a correrse; adoro mirarles mientras lo hacen. Me encanta jugar con la lengua mientras están dentro de mi boca; jugar, jugar hasta que no quede una gota de líquido en nuestros cuerpos.

Esa noche se lo dije, algún día cumpliré esa fantasía con alguien. 

"Quiero chuparte hasta que te corras en mi boca mil veces"




*ángel caído*

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