domingo, 5 de agosto de 2012

"Tu coño es el cielo"

Dentro de un  mes cumplo veintitrés años. Voy a recibir un regalo antes de tiempo; voy a hacerle un regalo que ambos sabemos es mutuo.


Hace tan sólo tres semanas que follamos por primera vez. No veía el momento. Nos tuvimos un mes esperando; nunca le había pasado eso a esta pequeña golfa. Moría de ganas.


Tengo la maravillosa y perfecta manía de satisfacer a quién tengo entre mis piernas, de disfrutar esa increíble expresión de placer que soy capaz de hacer persistir en el rostro de quién quería jugar; de quién se ha convertido en mi juguete preferido, y ha conseguido que yo sea el suyo.





Sí, hará un mes que le regalé a Fifi; irónicamente es el nombre que le hemos puesto a mi coño, utilizo el sarcasmo porque soy de todo menos fina. Puestos a hacer regalos me apetecía derrochar, siempre lo hago, así que le regalé también mis tetas y mi boca, y mi lengua juguetona. Soy espléndida por naturaleza, y le di mi cuerpo, repitiéndole hasta la saciedad que podía hacer cualquier cosa que quisiera conmigo. Creo que ya le ha quedado claro que soy suya. Creo que él fue mio desde que le demostré que cuando presumo de lengua, es porque no carezco de arte con ella. Me encanta saber que esa polla perfecta, ese cuerpo y esa boca son míos... y de Fifi.

Tengo una filosofía difícil de cambiar ya a estas edades. Cuando nieva... ¿Para qué desperdiciar? ¡Me gusta ahorrar en papel higiénico! Me encanta envolverle con mis labios esos putos diez segundos, y que mirándome se vuelva loco del todo en el momento perfecto, exacto. 

Podría correrme mil veces con él, sobre todo mientras me folla. Siempre me ha encantado cabalgar hombres, que salga esa zorra en celo que tengo, no muy bien, escondida; y tenerles a mi merced, a mi ritmo, incapaces de domarme, viéndome desatar mi salvajismo sin poder controlarlo. Creo que le convencí a la primera, a juzgar por todas las demás. Pero como todo animal tengo mi puto lado sumiso, y a mi chico me gusta verle libre, y dejarle jugar conmigo. Sí, tenerle detrás de mí sabiendo que soy suya me pone perra en todos los sentidos de la palabra; y si hay un espejo bien situado...

La idea de regalárselo todo me está volviendo a mí tan loca como a él. Cuando me tocó el primer día aluciné, hoy Fifi parecía las cataratas del Niágara, y sé por qué... Por sólo acercar el dedito. 


*Ángel Caído*