domingo, 9 de enero de 2011

Yo era esas dos palabras... Soy... Seré...

Dos palabras: chata bonita...

Empiezo a pensar que me estoy volviendo loca... Huele... Todo huele... El aire huele, no un objeto. Deseé con todas mis fuerzas poder quedarme con ese olor... Era lo más importante. Quizá ese ha sido mi regalo de reyes. Si ese aroma está conmigo... no puedo estar sola. Dos palabras en mi cabeza, a las que sólo puedo responder con otras dos palabras...

Respiraría hasta quedarme sin aliento. Sólo este olor es capaz de hacer que resuenen esas dos palabras en mi cabeza, me hacen llorar... y seguir respirando...

Estos días me he dado cuenta que ya no lo controlo. Mi error fue creer que en algun momento fuí capaz de hacerlo. Por primera vez en muchos años, he visto el límite... y lo he sobrepasado.

Sí, es inevitable echar de menos. Es imposible dejar de querer... Pero es necesario dejar de esperar ese nosequé... que no se qué es... pero sí sé que nunca va a llegar.

Desde siempre te preparan para esto, se supone que todos debemos ser capaces de superar las pérdidas. Y no quiero dejar que esto pueda conmigo... más aún.

Estoy cansada de llorar por lo mismo, cansada de sufrir por nada, cansada de intentar buscar soluciones indebidas, y de no ser capaz de aceptarlo... Porque no, no soy capaz. Hay una parte de mí que no quiere desprenderse de una absurda esperanza de algo imposible, porque nadie va a volver. Y lo sé... Y no quiero saber que lo sé. He ahí el problema.

Cada vez que respiro, noto ese olor que sólo podía encontrar allí, y siento ese pinchazo provocado por esa maldita zarpa que me agarra el corazón. Y realmente duele; en las entrañas y físicamente. Soy incapaz de describirlo con exactitud.

Me está pasando algo. Y estoy absolutamente aterrorizada intentando paliar este bombardeo de sentimientos de impotencia, dolor, amor... Y no puedo retener más. Y sale. Dónde y con quién no debe salir. En ese aspecto hoy es un gran día. Después de dieciocho días incapaz de controlarme hasta quedarme sola, hoy calmé mis altibajos y lo conseguí. Eso sí... en el mismísimo instante que he cruzado la puerta de mi habitación, lo he sentido, lo he olido... y creía haberme caído; pero no... sólo ha sido mi alma, mi corazón, mi vida... Los he recogido, me los he puesto de nuevo; he entendido que era solo un olor, han venido a mi esas dos palabras... Y sólo soy capaz de contestar con un "te quiero" en mi mente. Un "te quiero" compartido... para las dos mitades de mi alma.

Esa parte de mí que fue capaz de tenerme meses sin poder recordar nada de ti hace cuatro años... esta vez me ataca por la espalda; un año después de lo que debió ser el final de todo esto.
Y sí, esto es para siempre. Porque os querré hasta el final...

...y como ya dije una vez... Creed en la eternidad, porque es mi regalo.

*ángel caído*
09/01/2011